"Te pido que este camino que estoy haciendo me ayude a encontrar ese agua viva que colme mi corazón de paz interior". Ligia.
Cuatro de Junio de dos mil veintidós.
23 Km. 5 horas 15 minutos.
Escribo desde un lugar privilegiado, a la sombra y con fresca en el más de Segarra en Villar de Canes. La etapa ha quedado un tanto corta, es posible 5/10 kilómetros más hubiese sido ideal, pero lo que gana el cuerpo algún día te lo devuelve, el esguince de ayer no ha pasado a más, seguiré tratando lo, pero no me parará. Salía a las siete desde les Coves y después de hablar ayer con los cazadores del pueblo y pensando en el tobillo, he declinado subir a saco por la montaña y he llanero hasta el puerto de la Mirona por un camino asfaltado, perfecto. La Mirona sigue siendo puerto de montaña y a pie también lo es, en lo alto me ha alcanzado el "desafío ciclista" de Benicarló, hasta Albocacer... allí después de recuperar líquidos he seguido por un camino que anda paralelo a la carretera, tiene buenos cerezos, de los que he dado buena cuenta. He cruzado la carretera y he andado un rato por el Camino de Castellón, no el mío claro, y he llegado hasta la masía de Segarra, donde estoy, muy bien atendido por Nati, que teniendo la casa rural llena me ha habilitado un cuarto, cama y aseo, más que suficiente, estoy haciendo el camino y no turismo.
Un rato debajo de un olivo he vuelto a coger un lápiz y me he atrevido a dibujar, no sé los años que hacía, casi olvidado, pero voy a seguir intentándolo.
En la pista asfaltada, a las siete de la mañana una mujer cogía caracoles que corrían con la mojadura de la noche.