Cada año vamos perdiendo costumbres, algunas ya habían
llegado a tradiciones, pero las comisiones se empeñan en no repetir lo que a
veces, muchas veces, es del agrado del público en este caso de mi agrado,
sábado comienzan las Fiestas Patronales y no tenemos entrada de toro, ya perdimos las entradas que nos hacían
sentir orgullosos de las dos de la mañana. Pues este año hemos dejado de comenzar
las fiestas con entrada de toro.
Como todos los años teníamos motivo de visitar nuestra plaza de toros, que ya casi se ha convertido
en un coso de festejos populares (como si las novilladas y las corridas ya
fuese algo del “demonio”). Pues bueno,
con esto por delante el sábado por la mañana desencajonada de una parte de los
invitados a fiesta taurina, cinco novillos toros de El Pizarral, tres utreros y
dos cuatreños, dos chorreados en castaño y tres negros mulatos que nos
enseñaron y enchiqueraron los Hermanos Colomer, encargados este año de llevar
el espectáculo en la plaza.
Por la tarde dieron un juego desigual, si bien en mi casa con
mi hermano Pau siempre decimos que los toros del Pizarral “ni fan be, ni fan
mal”, y eso es lo que hicieron para decir mal, no , pero muy lejos de ser recordados como buenos toros
de recortes, destacables los dos cuatreños el primero y el de la final, este
noblote, pero todos con falta de encaste, por no decir bravura que con las
ganas que pusieron de los recortadores algo más nos hubiésemos divertido.
Los toreros a cuerpo limpio que se dieron cita en la tarde de
niebla y lluvia de Villafranca, que si a la poca codicia de los novillos le faltaba
algo, fue el buen tiempo, con calor y moscas se va mejor a los toros, como
decía los recortadores estuvieron en general francamente bien. Destacaron los
que el jurado decidió llevar al último toro de la final y alguno como el caso
de Angel Pitarque que hizo méritos para haberse metido en este toro. En la final gano Cuatio, seguido de Bruno Monferrer,
Sergio Navarro y Marc Deusdat.
Una tarde llena de matices, como todas las tardes de toros,
como a tener en cuenta que estaba en la arena un recortador hijo de Villafranca
Jesús Dolz, que se le noto los nervios del debut y entendió poco la embestida
del novillo, pero estuvo valiente. Vimos a uno de los hermanos Colomer, Pablo,
dándole unos capotazos cuando acabo el concurso al toro de la final, hace unos
años coincidí con él en la capea que organizo el Club Taurino en la ganadería
de Sergio Centelles en Ares, también vimos cómo se lastimo un novillo por las
prisas que nunca son buenas consejeras,
y como no el detallazo de mi amigo Emilio Vicente Colom en entregarle a Mikea el
recortador de Cantavieja un collage de fotografías de recortes de este año, en
el que se está saliendo de lo terrenal.
Por la noche con frio y niebla de la que te moja hasta los
calzoncillos, una exhibición de emboladores con toros de corro, que no acabaron
de cuajar. En espera del martes donde veremos el primer toro de
fiestas.
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