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VINAROS, FIRA I FESTES DE SANT JOAN I SANT PERE, corrida de toros 2018

Estoy en la plaza de Vinaros, lugar taurino de siempre, lugar donde he pasado muchos días disfrutando del arte de la tauromaquia, lugar donde he visto con ilusión y hasta alguna vez con pasión como los matadores de toros me llenaban mi espíritu, mi ser, como refrendaban aquello en lo que siempre he creído, aquello mágico que transcurre entre la vida y la muerte, entre la verdad y la mentira, eso que realmente es la vida que nos toca, eso que realmente es nuestra existencia, así es la verdadera tauromaquia.
Aquí delante de la pequeña Capilla del coso marinero estoy con dos de mis hermanos Ligia y Juanjo, el tercero también taurino, Pau, no ha podido venir hoy;  aquí delante de esta puerta le comento a mi hermana al ver llegar los toreros a prepararse para lidia y muerte de los toros: "esto es la verdad de los toros, el jolgorio y la fiesta quedan en las andanada, los tendidos, los toros son algo serio, son una liturgia sagrada, son una verdad, difícil de entender muchas veces".
Ya estoy en el tendido y la tarde transcurre como una más, como una diferente, disfrutando de detalles y de una tarde de toros, los de Buenavista esta en una presentación justa, es una plaza de tercera y tampoco se exige demasiado, novillos grandes o toros chicos, con cabecitas, justos de fuerzas y noblotes, muy nobles, siguen bien las telas aunque, sería deseable es punto de bravura, ese toro bravo.  Hasta aquí todo es lo que esperaba, las lidias se van sucediendo sin nada que destacar, como digo algún detalle, ha sido un día de presentación en esta plaza para los tres espadas, recibidos con una buena ovación por parte de la casi media entrada o un tercio largo del aforo, calor en los tendidos...
Espero mucho de los tres, cada uno en su "manera de entender la tauromaquia".
El cuarto de la tarde un negro zaino, casi no es picado, como toda la corrida, y Sebastián Castella le brinda la muerte, menuda incongruencia, a "El Soro" que se encuentra en una barrera debajo del palco, el toro con ademanes de irse y Castella que lo entiende bien le cambia el terreno, se encuentran  a gusto torero y toro y empieza una faena larga, templada y muy del gusto del matador que se le ve hasta en ciertos pases "dejándose llevar", se intuye lo mejor de la tarde, sin duda. Se sigue alargando y de repente el torero hace gestos de no querer matar el toro, lo transmite al callejón y este parece que hace eco en una parte del tendido, desde presidencia se indica que hay que cumplir y dar muerte a la res, el torero se niega, parte del publico se pone nerviosa pidiendo lo que esta diciendo el torero "indulto". Hasta el torero retirado puesto en cólera esta increpando al palco. No entiendo nada. Van sonando los avisos, y el toro debe ser retirado a los corrales para darle la muerte que el torero no ha querido.
¿Que esta pasando? es normal que un matador se niegue ha hacer aquello para lo que se ha contratado, ¿puede decidir un torero lo que esta bien y lo que esta mal?. ¿El monopolio torero, apoderado, ganadero, empresario ya llega a presidente de la corrida?.
Habia visto alguna vez la negativa de un matador a no hacer lo que su nombre indica, pero con tanto descaro nunca. NO ENTIENDO NADA.
De Jesús Martinez, Morenito de Aranda, esperaba otro tipo de tauromaquia, cuando lo he visto por televisión en Las Ventas me daba la sensación de un toreo asentado y clásico con las cosas bien hechas, aquí abuso del toreo "galería" con demasiados pases de rodillas y calentones, pero bueno no me desagrado. No entendí la dedicatoria de la muerte de su segundo y quinto de la tarde a Sebastián Castella, si era por lo acontecido no tiene ni pies ni cabeza.
Roman, no tuvo suerte en el sorteo y se llevo el peor lote, estuvo solvente pegándose el arrimon.

Detalles hubo muchos, dos toros con el tercio de banderillas cambiado con solo tres palitroques en los lomos, si somo reglamentarios, vamos a serlo. Destacable el par de Raul Blaquez, muy operativo en todo momento y que le quito el toro a su matador en un tropezón en un quite con la capa.

Eso he visto cosas, he disfrutado y me he disgustado, emociones no faltan en una plaza de toros y una corrida puede ser un espectáculo, pero no debe ser este tipo de espectáculo al que hemos asistido, unos despropósitos que no deben acontecer por el bien de la fiesta.