Creo que todos al nivel que deseemos debemos hacer un análisis de nuestra afición: como cazadores, de nuestro Club de caza, de nuestras federaciones o asociaciones.
A nivel particular yo baso mis números en una analítica un tanto especial, y me explico: realizo un examen de los días que he dedicado a cazar, los tipos de caza que practico, y la inversión realizada para esto, la mezcla de los números con las sensaciones es un tanto extraña porque el valor de los sentimientos es difícil de trasladar a lo material, pero si sale un resultado, que en ocasiones la mayoría de ellas diría yo, no suele ser positivo en cuanto a lo material, pero si lo es en cuanto al resultado real.
Un ejemplo sería: si para capturar una docena de perdices, he necesitado 20 jornadas de caza, 140 kilómetros a pie por el monte, 300 kilómetros en coche, mantenimiento de mis perras de caza, gastos de equipo, el valor real de las perdices sería bárbaro y mi afición seria una perdida, vamos una quiebra, como están ahora muchas empresas por desgracia. Pero si contemplo los días que he estado en contacto con la naturaleza, los lances vividos, las muestras y los cobros, los amaneceres etc... Entonces consigo que la cuenta de explotación de un resultado de beneficios seguro.
Todo lo vivido durante una temporada de caza para los que nos sentimos cazadores va pasando a formar parte de nuestro patrimonio, nuestra identidad.
Y hablando de economía me comento un día Juan Delibes de Castro, que todos los cotos de caza, tienen un capital, el que hay que tratar bien y aumentarlo si se puede, este capital tiene un rendimiento anual que es la caza que nosotros podemos realizar cada año, y con un buena gestión de este capital, nos aseguramos tener todos los años unos intereses, a una mejor gestión mayores beneficios.
Los sistemas económicos no esta tan lejos de la actividad cinegética según como se mire.
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